¿El origen étnico influye en la composición de la microbiota vaginal?

Cada vez que leo sobre un estudio sobre la composición de la microbiota, ya sea del intestino, la piel o la vagina, me pregunto ¿con qué bacterias estoy compartiendo mi cuerpo?. Como investigadora de origen latinoamericano, residente en Bélgica, también me pregunto acerca de la composición de mi microbiota vaginal y la de mujeres como yo: mujeres con un origen étnico diferente al país de residencia. ¿Quizás nuestra microbiota vaginal ha cambiado con el tiempo y se ha vuelto similar a la de las mujeres de origen europeo? ¿O el hecho de ser latinoamericana, mi etnia está “resistiendo” la posible influencia europea?

Ahora, probablemente te estas preguntando, ¿qué es etnia? ¿Son la etnia y la raza lo mismo? Bueno, las respuestas son complejas. La etnia se refiere a características culturales (por ejemplo, idioma, acento, religión, costumbres sociales, preferencias o restricciones alimentarias y dietéticas) que comparte un grupo de personas, la raza se refiere a las características físicas que definen a una persona como miembro de un grupo específico (por ejemplo, color de piel / cabello / ojos , complexión física) (definición dada por la socióloga Julie Maes, comunicación personal).

Desde un punto de vista científico, clasificar a los seres humanos por su apariencia física carece de validez, así lo demuestran estudios genéticos, donde se observó que las diferencias genéticas dentro de los individuos de un determinado “grupo racial” son mayores que entre los “grupos raciales” (1). Desde una perspectiva social, la raza es una categoría forjada históricamente a través de la opresión, la esclavitud y la conquista (2). En conclusión los significados de etnia y raza son diferentes.
Volviendo al tema de la microbiota vaginal, cabe resaltar que la mayoría de los estudios iniciales acerca de la composición de la microbiota vaginal incluyeron solo mujeres de origen europeo. Estos estudios mostraron que la microbiota vaginal a menudo estaba dominada por lactobacilos. Otros estudios realizados principalmente en los Estados Unidos incluyeron mujeres de diferentes grupos étnicos. En estos grupos observaron que las mujeres de diversos orígenes étnicos muestran una composición bacteriana vaginal saludable diferente (comparado a las de origen europeo), y los lactobacilos no desempeñan el papel más destacado (3). También se observó que el microbioma vaginal sano de las mujeres de ascendencia europea es menos diverso (dominado por especies de Lactobacillus) que las de ascendencia africana (no dominadas por Lactobacillus) (4)

A la pregunta «¿una vagina sana debe estar dominada por Lactobacillus?», para responder esta pregunta se necesita investigar mucho más, además de incluir a diferentes grupos étnicos, para poder comenzar a comprender qué significa una «microbiota vaginal sana». Sin embargo, aparentemente, durante el embarazo necesitamos ciertas especies de Lactobacillus (5) y que aparentemente los lactobacillus juegan un papel positivo durante el embarazo. Por otro lado, también reportaron que la composición del microbioma vaginal de las mujeres embarazadas tiende a estar dominada por especies de Lactobacillus sin embargo durante el posparto el número de Lactobacillus disminuye, independientemente de la estructura de la comunidad microbiana durante el embarazo e independiente de la etnia (6). Esto hace que la pregunta sobre la relevancia de la presencia de los lactobacilos sea aún más interesante.

¿Por qué la composición de la microbiota vaginal es diferente?

Por el momento, las respuestas no están claras. La genética del huésped y los factores ambientales pueden contribuir a la diferencia; sin embargo, estos factores no explican toda la variación observada en la microbiota vaginal de diferentes orígenes étnicos.

En el contexto del proyecto Isala, teníamos como objetivo incluir a mujeres de diferentes grupos étnicos residentes en Bélgica, pero debido a que es un proyecto de Ciencia Ciudadana, no estábamos seguros de si podríamos llegar a ellas. Estas incertidumbres son comunes en la investigación y varios factores influyen en la participación ciudadana (7).

Curiosamente, según las respuestas de las voluntarias a los cuestionarios de Isala, casi el 11% de los participantes se identifica con una o más culturas diferentes a la belga. Además, en términos de nacionalidad, ¡nuestro proyecto incluye mujeres de 99 países diferentes!

De esta manera, las voluntarias de Isala están contribuyendo a descubrir los efectos de factores sociodemográficos, conductuales, ambientales y genéticos en la composición de la microbiota vaginal.

Esperamos estudiar el microbioma vaginal en otros países en colaboración con instituciones asociadas. Con suerte, comenzaremos un nuevo proyecto similar a Isala en un país multiétnico como Perú, ¡así que crucemos los dedos!

Referencias
1. Rosenberg NA, Pritchard JK, Weber JL, et al. Genetic structure of human populations. Science  2002; 298:2381-5
2. https://genderedinnovations.stanford.edu/terms/race.html
3. Ravel, J., P. Gajer, Z. Abdo, G. M. Schneider, S. S. K. Koenig, S. L. McCulle, S. Karlebach, R. Gorle, J. Russell, C. O. Tacket, R. M. Brotman, C. C. Davis, K. Ault, L. Peralta and L. J. Forney (2011). Vaginal microbiome of reproductive-age women. Proceedings of the National Academy of Sciences 108 (Supplement 1): 4680-4687.
4. Serrano MG, Parikh HI, Brooks JP, et al. Racioethnic diversity in the dynamics of the vaginal microbiome during pregnancy. Nat Med. 2019;25(6):1001-1011.
5. Romero, R., Hassan, S.S., Gajer, P. et al. The composition and stability of the vaginal microbiota of normal pregnant women is different from that of non-pregnant women. Microbiome 2, 4 (2014). https://doi.org/10.1186/2049-2618-2-4
6. MacIntyre, D., Chandiramani, M., Lee, Y. et al.  The vaginal microbiome during pregnancy and the postpartum period in a European population.  Sci Rep  5, 8988 (2015).
7. Redwood, S., & Gill, P. S. (2013). Under-representation of minority ethnic groups in research–call for action. The British journal of general practice: the journal of the Royal College of General Practitioners, 63(612), 342–343.

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